El viernes después de comer, con el maletero hasta las trancas, nos subimos en el coche toda la familia para dejar el bullicio de la ciudad…
Nuestro destino: Cella, un pequeño pueblo de Teruel en el que había visto un vídeo en Tick Tock donde enseñaba sus mayores TESOROS.
Un fin de semana en Cella, Teruel. Descubriendo sus tesoros.
Con el corazón lleno de emoción, nos dirigimos a Las Masadas, una casa rural para descansar en la que pasaríamos unos días.
Al llegar, Domi nos recibió en el jardín de la casa. Cuando entramos dentro, la estufa de leña nos dio un abrazo acogedor. Ella nos contó todo lo que Cella y los alrededores escondían y nos enamorarían.
Después de dejar nuestras cosas, decidimos que no podíamos perder ni un minuto. La aventura estaba a punto de comenzar.
Viernes: Un paseo por la laguna del Cañizar.
Con nuestros prismáticos colgados, nos liamos a andar por un camino que parte de La casa rural hasta el humedal del Cañizar. Domi nos había contado que justo al atardecer podríamos ver un espectáculo…grullas, estorninos, cientos de aves, acudían a los dormideros tras un duro día intentando alimentarse.
La puesta de sol invernal desde el observatorio no tuvo desperdicio…
Sin duda, un espectáculo que nos dejó sin palabras…aunque haya gente que no le guste el campo, esto le aceleraría el corazón.
Con un frío del carajo, volvimos a calentarnos a la casa y a asar unas chuletas en la barbacoa, «por eso de reponer fuerzas, no fuese a ser que nos desmayásemos»… 😉
Sábado: Tesoros escondidos de España, La fuente de Cella
Despertamos con el canto de los pájaros del jardín.
Después de un desayuno con huevos de las gallinas del Huerto de Presi, unas tostadas con queso de Albarracín y Jamón de Teruel, nos dirigimos a la Plaza Mayor de Cella, donde habíamos quedado con Rosa en la oficina de Turismo donde nos enseñó el antiguo ayuntamiento y nos hizo una visita guiada a la Fuente de Cella.
Al llegar, nos sorprendió la belleza de este lugar, su leyenda, su historia, su procedencia…El agua cristalina brotaba con fuerza por su cárcavo , y no pudimos resistir la tentación de acercarnos a beber agua a morro y lavarnos la cara, que dicen que te vuelves mas guapo…
Caminando por el paseo del río Medio, llegamos hasta el antiguo lavadero. Mientras disfrutábamos del sonido del agua, me imaginé cómo los lugareños lavaban antaño sus ropas, compartiendo historias y risas.
El ingenio romano. Descubriendo el Acueducto romano de Albarracín a Cella.
Haciendo una caminata hasta Gea de Albarracín, nos aventuramos hacia el Acueducto romano de Albarracín-Cella. Allí nos esperaba Isabel de InspirAlbarracín para explicarnos con todo detalle sus entresijos .Un acueducto picado a mano, que nace en Albarracín y traía sus aguas hasta Cella.
Nos sentimos afortunados de poder caminar por un lugar tan lleno de historia. Tomé algunas fotos para capturar la belleza del acueducto y seguir disfrutando de su grandeza.
Tras esta aventura, decidimos comer en el Restaurante Hermanas Miedes, que oye, cuando sales de tu rutina, encontrar un restaurante donde te hagan comida casera, se agradece para no llevar la tripa mal…Por cierto, la sopa y los calamares, son una delicia.
El Cerrito, un viaje al corazón de un poblado celtíbero.
Después de la comilona, nos dirigimos hacia la casa rural, pero no sin antes hacer una parada en el poblado Celtíbero El Cerrito. Situado en un punto estratégico de defensa al lado de la laguna del Cañizar, la cual utilizaban para comercializar sus espectaculares cerámicas y telas en los poblados de alrededor.
Todavía está en proceso de excavación, pero ya se pueden ver la forma de sus casas, de sus talleres, se su muralla y por su puesto, los restos de su horno de unas de las mejores cerámicas. Imaginarse las condiciones en las que vivían, nos ponían los pelos de punta.
Después de un día de exploradores, regresamos a Las Masadas para descansar. Nos descalzamos junto al fuego para calentarnos los pies, cogí un libro y al rato, me había dormido.
Domingo, visitando la antigua muralla de Cella.
Esta vez, el objetivo era ver la Iglesia de Cella desde otro ángulo…por lo que nos dirigimos al Mirador de la Plaza del Castillo. Al llegar, la vista me dejó sin palabras. Desde allí, pudimos contemplar toda la arquitectura de la Iglesia y al fondo, La Vega, el campo, el cerro…
El Regreso: Un Corazón Lleno de Recuerdos de Cella
Al final del fin de semana, nos despedimos de Cella con el corazón lleno de recuerdos, una sonrisa en el rostro y con una sudadera de Cella Late, ¡que menudo frío hace en este terreno!.
Había descubierto un lugar donde la historia, la naturaleza y la gastronomía se entrelazaban para ofrecerme una experiencia única.
Si buscas un destino donde desconectar y reconectar contigo mismo, Las Masadas en Cella te espera con los brazos abiertos. No puedo esperar para volver y descubrir nuevos tesoros escondidos de Teruel. ¡Hasta pronto, Cella!
Ah! Si os sobra tiempo, en los alrededores de Cella, tenéis un montón de senderos y cosas para visitar, pincha aquí y te las enseño.